Una vez entrando al edificio te das cuenta que nada que ver con lo que muestran, el elevador no tiene menos de 50 años y solo cabe una persona con maleta así que hay que dar 2 vueltas. La habitación es vieja, despintada, la alfombra manchada, sin aire acondicionado y el wifi no sirve, la regadera de teléfono esta inservible no se sostiene no se como pretenden que alguien se bañe con una sola mano. Todo esta ilógicamente planeado y por supuesto sin mantenimiento.
Cuando pensamos que era malo, todo empeoro. Resulta que NUNCA LIMPIARON LA HABITACION EN 4 DIAS, el primero pensamos que había sido que salimos tarde aunque para ser honestos nunca vimos a alguien de limpieza en el edificio, el segundo nos quejamos con el encargado y se limito a decir “yo no soy de limpieza pero mañana reviso”. Al tercer día salimos desde muy temprano y regresamos en la noche y oh sorpresa tampoco habían limpiado, resulta que las supuestas recamaristas solo tienen un turno así que a la hora que reclamábamos no había nada que hacer. Nos quedamos sin papel higiénico y sin jabón ni para lavarnos las manos.
Las recepcionistas son lo que sigue de groseras, pedantes, te faltan al respeto y te humillan, se limitan a decir: ¡no es mi problema! Nunca pudimos hablar con el gerente ya que era fin de semana y el no trabaja y no se le puede molestar, lo único que nos dieron fueron los nombres de él y de la recepcionista.