Grandes anfitriones, en el punto justo de amaibilidad y atención.
El desayuno como para ahorrarte la
comida jeje
Muy bien prepararos para el frío, calientan la habitación con antelación y recargar la leña a diario
En cada rincón un detalle, ya sean antigüedades (muchas relacionadas con el temple)
Execelentes consejos sobre lo que ver y dónde comer por los alrededores
Una noche cenamos en la morada y todo muy rico, una cena muy abundante.
Volveremos