No volvería ni recomendaría, el segundo día de estancia, no nos hicieron la habitación, sólo me cambiaron las toallas y de milagro. La zona de parking mal, no había aparcamiento, te tenías que buscar la vida por el polígono industrial. El desayuno mal, poca variedad en la bollería además los alimentos expuestos sin frío, para el embutido, ni calor para los huevos o bacon, cuando te los comías no eran apetecible. Los alimentos sin pantalla de protección por lo que si tenías que coger algo del fondo del mostrador te tenías que poner encima de los alimentos. No se si eso sanidad lo vería bien. La habitación es como un pasillo, la ducha muy indiscreta en mitad de la habitación y cuando te dichabas el sellado de la bañera no era correcto y el agua se salía por debajo de la puerta y la luz del WC en plan discoteca no dejaba de parpadear. Muy mal, era los últimos días de vacaciones y al final me llevo mal sabor de boca de Santander siendo una ciudad tan bonita por el pésimo servicio que ofrece esta cadena . He trabajado en la industria del turismo y le sobran estrellas.